El Gobierno autoriza la firma del convenio de adopción con Rusia
Es el primer paso para desbloquear los casos de las 500 familias que esperan desde verano a que vuelvan a celebrarse juicios
El Gobierno ha
autorizado este viernes en el Consejo de Ministros la firma del convenio en
materia de adopción internacional entre España y Rusia, pendiente desde 2009.
Así lo ha anunciado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, quien ha
afirmado que el acuerdo se adoptó en una reunión entre las autoridades
españolas y rusas el pasado 3 de octubre en Madrid. El pasado agosto, el
Tribunal Supremo ruso emitió una instrucción que instaba a paralizar los
juicios con los países que permiten el matrimonio gay hasta que existiera un
acuerdo bilateral que garantizara que los niños no serían criados por
homosexuales, ni siquiera en los casos de desamparo. Unas 500 familias españolas se vieron atrapadas por
esta decisión y, desde
entonces, las negociaciones entre Madrid y Moscú se han intensificado.
"Queremos reanudar las adopciones", ha indicado Santamaría.
Fuentes gubernamentales
apuntan que su objetivo es que la firma se produzca en enero y que, después de
su paso por vía de urgencia por el Consejo de Estado y por las Cortes
Generales, el texto se ratifique y entre en vigor, como pronto, en abril. Ese
sería el proceso en España, pero el documento también tiene que someterse a los
trámites internos en Rusia. La autorización de la firma es, pues, el primer
paso para desbloquear los expedientes de medio millar de parejas.
Las familias claman por que las autoridades de ambos países
aceleren al máximo el procedimiento. En este tiempo han recogido firmas, organizado
concentraciones, se han reunido con representantes del Gobierno español y de
los distintos grupos parlamentarios. "Pedimos que se avance. La firma es
importante, pero es solo un primer paso. A partir de ahí hay que seguir
adelante con la mayor celeridad. Este acuerdo va a servir para minimizar los
daños porque ya hay pérdidas", cuenta Albert Monrabá. Este informático
catalán de 47 años estuvo a punto de adoptar a quien ya siente su hija, de
cuatro años, el pasado agosto. Él y su mujer han viajado a Chitá (una ciudad
siberiana) en dos ocasiones, conocen a la cría y han aprendido ruso para poder
comunicarse con ella. Un fallo en la documentación presentada obligó a retrasar
su juicio el pasado verano. Entonces creyeron que no era más que un trámite.
Poco después, el Supremo emitió su instrucción y, desde entonces, esperan
angustiados con el temor de que su niña sea reclamada por una familia rusa.
"Estas Navidades tenemos poco que celebrar. Los pequeños permanecen en la
base de datos del país de origen. Eso quiere decir que, si una pareja de allí
se interesa por ellos, podemos perder la asignación. Solo les ha pasado a seis
parejas españolas, pero quién sabe... también nos puede ocurrir a
nosotros", relata.
De ahí la urgencia del
medio millar de familias afectadas. De ellas, unas 160 ya tienen a su futuro
hijo asignado. Pero, para que un juez autorice la adopción, es preciso vencer
antes la burocracia. "Por lo que nos cuentan en Rusia, allí hay voluntad
de ratificar el texto rápidamente después de la firma del convenio. Y lo pueden
hacer en cuestión de semanas. En otras ocasiones, como cuando se prohibió la adopción por homosexuales y familias
monoporentales, por ejemplo, ha sido así. Pero para ello el acuerdo
tiene que firmarse cuanto antes", explica José Luis Vicente, director de
AIST (Adopción Internacional Solidaridad en la Tierra ), una de las 45
entidades colaboradoras de adopción internacional que hay acreditadas en
España, asociaciones sin ánimo de lucro que asesoran a las parejas durante este
proceso.
Los puntos del convenio ya están definidos.
El aspecto más peliagudo en la negociación fue la retroactividad que en un
principio exigía Moscú en los controles psicológicos a los que los niños son
sometidos hasta que cumplen los 18 años, momento en el que pierden la
nacionalidad rusa. A partir de ahora, serán sometidos a un seguimiento hasta su
mayoría de edad. Pero en España han sido adoptados 12.300 niños rusos desde
1997, de los cuales 10.000 siguen siendo menores. A ninguno de ellos les
afectará la nueva condición, salvo en casos muy excepcionales, aquellos en los
que los chicos sean declarados en desamparo —por fallecimiento de los padres
adoptivos o cuando la tutela les sea retirada y la Administración se
haga cargo de ellos—. Es algo que solo ocurre en el 1% de los casos, pero el
objetivo delpresidente de Rusia, Vladímir Putin, es
asegurarse de que, ni siquiera en esas ocasiones, los pequeños sean criados por
homosexuales. Por ello, antes de ser reubicados en otra familia, las
autoridades españolas deberán informar a Moscú.
Fuente: El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario